El día de la competición: visualización y concentración antes y durante la prueba

Vídeo del Canal You Tube de ASICS.

Para mí uno de los momentos más críticos, inquietantes y estresantes es la salida en una competición de triatlón. La aglomeración de competidores, qué grupo coger, dónde me pongo... Al final me coloco donde me parece y nada se asemeja a lo que imaginé. Aquí me detengo: "nada es parecido a lo que imaginé" ¿Por qué? No debemos dejar ni ese aspecto a la improvisación. Cuando me refiero a ejercicios de respiración, meditación, core, etc., hay que entenderlos como un método para limpiar la mente, así como para visualizar los ejercicios realizados, las sensaciones vividas durante las series, los nervios, mientras estiramos en silencio en nuestra habitación. Con ello ¿qué logro? Primero controlar mis emociones y, segundo, preparar mi mente para el siguiente entreno o para el estrés generado por la competición que se acerca.
Durante los días previos a la competición, debemos mentalizarnos a que el trabajo ya está hecho, como tuiteé hace unos días. Si no hemos trabajado, no esperemos que la virgen se nos aparezca ese día. No pretendamos ir como cohetes con un pensamiento equivocado del tipo "es que yo me crezco en las competiciones". Partimos de esa premisa, y de que nuestro rendimiento en la competición dependerá exclusivamente de nosotros, nuestro esfuerzo y nuestras motivaciones.

Si estamos nerviosos, nuestro corazón se acelera, ¡lógico! Si nos tranquilizamos, bajamos pulso.¿Significa esto que podemos controlarlo? A quién no le ha ocurrido que, haciendo series, cuando estamos extenuados, hemos relajado la mente y aún, con el mismo pulso, hemos subido ritmo... La cabeza es increíble y controla nuestro cuerpo, otro aspecto que debemos tener en cuenta antes de la competición. Con todo ello os propongo unos puntos concretos para seguir en el día D y durante la competición:

1. En el hotel, en tu casa... nos sentamos, meditamos, visualizamos el estado en el que vamos a estar en la salida. Nuestro corazón se acelera. Nuestra mente controla nuestras sensaciones.
2. El camino es largo,  "el vaso está medio lleno?":  divide las distancias. No es lo que te queda de más, es lo que te queda de menos. Y nuestra mente está preparada, porque en las series la entrenamos, rebasamos esos límites que han hecho que seamos poderosos. 
3. Que seamos fuertes de mente no significa que nuestro cuerpo no se "rompa". Vamos con el acelerador a tope, "consumiendo 12 litros a los 100". Hemos de darle de comer y de beber (sabemos hacerlo).
4. Relajamos músculos innecesarios en los gestos de cada disciplina ¿Cara contraída? ¿Hombros rígidos? ¿respiración con abdomen contraído? Es difícil, pero vamos a economizar esfuerzos y nuestra mente estará más libre.
5. Fase de Sufrimiento. Nos surgen dudas y ganas de abandonar. No podemos más. Aquí siempre he dicho y digo lo mismo: tenemos en nuestra librería interior  un montón de motivaciones que nos han llevado hasta allí. Hasta ahora no hemos echado mano de ellas, pero llega un momento en que nos hace falta pensar en algo para terminar, esa persona que te ha apoyado, ese amigo que nos dejó, tus hijos, tu familia, tu pareja, tus hándicaps personales... Mi recomendación: "Elige varias motivaciones por las que has llegado hasta allí. Durante la competición las más débiles irán desapareciendo; en el momento de mayor sufrimiento aparecerá y te aferrarás a la más fuerte, la que te ha acompañado realmente en los entrenos". Y es así porque ya no trabajan las piernas y es el corazón, la mente, el que lo hace. Piensa momentos antes de la competición en todo lo que te ha llevado allí y dedícasela.

Seguramente tendrás dudas. Todos las tenemos. Incluso miedo. Pero ésa es la reacción de nuestro cuerpo ante el reto que se nos plantea. La clave está en ser conscientes de esas sensaciones, ninguna de ellas deben ser inesperadas y que escapen a nuestro control.

Espero que lo dicho os sirva de ayuda. A mí me sirve día a día. Os dejo un vídeo -al comienzo del post- que refleja perfectamente la actitud y sentimiento que tenemos que tener a la hora de enfrentarnos a cada reto que nos marcamos en nuestra vida.